Historia de la minería en Sonora

31 de agosto de 2022

Por Marco Antonio Lemus Girón

Poco se conoce de la minería sonorense en el período previo de la conquista española, por lo que se puede decir que el comienzo de la minería formal es con la llegada de los españoles. Los primeros asentamientos de esta parte de la Nueva España fueron las misiones jesuitas, cuyo crecimiento fue favorecido por la exploración y explotación de metales preciosos, constituyendo hasta nuestro días, uno de los ejes rectores principales de la economía de nuestro estado.

A mediados del siglo XVII (1637) se fundaron los reales de minas de Santiago, San Pedro de los Reyes y Nacatobari en Tuape, así como San Juan Bautista, ubicado en lo que hoy es el municipio de Cumpas; y se descubren los yacimientos de Nuestra Señora del Rosario de Nacozari, que llegó a ser el mineral más rico de la provincia de Sonora-Sinaloa.

Grandes riquezas en oro, plata, fueron extraídas durante la época colonial del suelo sonorense. En este auge operaron minas muy famosas, entre las que se pueden señalar tales como La Plancha de Plata, en Magdalena; Las Minas Prietas, en La Colorada, La Purísima Concepción, en el Aigame; y merced al descubrimiento de las minas de Promontorio, se funda la población de Álamos en 1683. Para el año de 1691, los reales de minas más prósperos eran Cumpas, Oposura, Nuestra Señora del Rosario de Nacozari, Teras, Turicachi, Bacahuachi, Opodepe, San Miguel Arcángel (Mátape) y Ostimuri (río Sahuaripa). Donde se descubría una veta se conformaba un centro de población, cuya dinámica económica giraba en torno a la extracción mineral.

A mediados del siglo XVIII operaban las minas de La Naguila, Las Ánimas, Las Goteras, El Tule, El Rosario, El Aliso, Los Aguereños, entre otras, en la región de San Javier. En 1769 se estableció la Caja Real de Minas en Álamos.

En el año de 1771 fueron hallados los placeres auríferos de Real de San Ildefonso de Cieneguilla, en el distrito de Altar y la mina de San Francisco, siendo los más ricos de la región, mismos que para 1783 entraron en decadencia debido a los continuos ataques de las tribus apache, pima y seri. Tal fue la importancia del placer de Cieneguiila, que alcanzó una población de 17,000 personas.

A principios del siglo XIX se descubrió el mineral de San José de Mulatos, famoso por su oro casi puro y se desarrollaron lugares importantes como Hermosillo, La Colorada, Caborca, Rayón, Nacozari, Cananea y Cumpas, entre otros.

Las actividades mineras continuaron en forma ininterrumpida hasta el año de 1810 cuando empezó a especularse con el precio del azogue, causando el cierre de muchas minas, suceso que empeoró con la guerra de independencia.

La guerra independentista motivó la ausencia de capitales, por lo que la carencia y altos costos de los materiales necesarios para el laboreo y beneficio en las minas fue el motivo de que muchas de ellas fueron abandonadas y las que continuaron trabajando, tuvieron que enfrentar otros inconvenientes, como la inseguridad en el transporte de sus productos, la falta de una industria nacional consumidora, numerosas prohibiciones y los pesados impuestos.

De 1825 a 1827 se formaron sociedades mineras en Oposura, con denuncios en las minas Antonio y Dolores (Baviácora), San Luis Bautista de Sonora, San Pedro de Nacozari y Churunibabi.

De 1864 a 1896, funcionó la Casa de Moneda de Álamos.

La American Smelting Co. funda la Greene Cooper Co. En 1888; la Phelps Dodge compra Los Pilares (Nacozari) en 1897; y se establecen compañías como la Cerro Prieto (Moctezuma); El Tigre Mining Co. (Cumpas); El Rey Mining Co. (Sahuaripa) y The Lucky Tiger Mining Co. (Óputo). La Cananea Consolidated Cooper Co. (4C), labora de 1899 a 1906, operando 16 minas. La importancia de la minería en Cananea se ve en el aumento de su población, ya que en el año 1891 tenía cien habitantes, en 1900 contaba con novecientos habitantes, y en 1906 más de 22 mil, convirtiendo a esa población en la más populosa e importante del estado.

Las minas situadas en Nacozari y Pilares, pertenecientes a la Moctezuma Cooper Co., tuvieron un gran incremento, tan solo en Pilares llegaron a laborar 2,000 trabajadores. Las tres ciudades conformaron la base de la estructura económica sonorense en los umbrales de siglo XX.

El movimiento revolucionario (1910) y la crisis minera mundial, detuvieron el desarrollo minero, lo que provocó el retiro de compañías capitalistas, principalmente estadounidenses, que operaban la mayor parte de las minas desde el porfiriato. Fue hasta 1914 cuando mejoró el precio de metales como el manganeso, oro, plata, cromo, tungsteno, molibdeno, plomo y cobre, debido al conflicto de la Primera Guerra Mundial.

El auge minero finalizó con la crisis económica mundial de 1929-1932 ya que de esta se derivaron reducciones en el mercado de exportación así como en los precios del cobre, desarticulando el tejido económico levantado a su alrededor.

La reactivación minera vino con la Segunda Guerra Mundial, debido al enorme incremento en el consumo de minerales y metales, lo cual implicó un proceso de modernización tecnológica y de ampliación en sus instalaciones mineras, para así poder satisfacer este mercado. Esto fue aprovechado por la Anaconda Copper Co., propietaria en ese entonces de la mina de Cananea, la cual abrió su primer tajo a cielo abierto.

Este auge duró el período de guerra, para que posteriormente viniera una nueva declinación, motivada principalmente a la falta de inversión extranjera.

En 1961 el gobierno mexicano promulgó la conocida como «Ley de Mexicanización de la Minería», la cual inició un período de intensos cambios, tanto en la producción como en la estructura de la propiedad, proceso que fue finiquitado con la adquisición en 1971 de la mina de Cananea, y con la formulación de un ambicioso programa de inversiones que modernizo la estropeada planta productiva minera.

Producto de todo esto, desde finales de los años sesentas se observó que gran cantidad de empresas iniciaron trabajos de exploración, construcción, explotación y beneficio. Destacan las ampliaciones de la Compañía Minera de Cananea y el inicio de operaciones de las siguientes empresas: Mexicana del Cobre (La Caridad); Compañía Minera Lampazos, en Lampazos municipio de Tepache; Compañía Minera de Cumobabi, en Cumpas; Compañía Minera La Negra y Anexas en San Bernardo (Álamos); y Barita de Sonora, en Mátape. Junto a estas grandes empresas, cuando menos otras 20 de menor tamaño iniciaron operaciones.

En la década de los 70 se inicia la construcción y operación de la planta de beneficio mineral de La Caridad, y la de la planta de beneficio y laboratorio metalúrgico de la Comisión de Fomento Minero. En 1980, el Gobierno del Estado inicia un programa de apoyo a la pequeña y mediana minería, mediante la construcción de cuatro plantas de beneficio mineral en La Colorada, Álamos, Arivechi y San Javier.

En 1986 entra en operación la planta de fundición de la empresa Mexicana de Cobre S.A., mientras Compañía Mexicana de Cananea lleva a cabo ampliaciones en sus áreas de mina y planta.

A partir de 1996 el sector minero experimentó una explosiva etapa de desarrollo con la incorporación de nuevas tecnologías en la recuperación del oro, a la par de que se hicieron nuevos descubrimientos de cuerpos mineralizados como resultado de la exploración que llevaron a este segmento a multiplicar su fuerza productiva en 10 veces.

Al día de hoy, la minería sonorense se encuentra en el primer lugar en el contexto nacional, con más de 33 grandes empresas en operación, quedando aún por descubrir grandes riquezas ocultas en nuestra tierra.

Texto publicado originalmente en el blog Sociales CEUJA Tercero
(Centro Universitario Juana de Asbaje) el 23 de enero de 2015
Zamora de Hidalgo, Michoacán, México


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