El antiguo hospital: edificio desaparecido del siglo XX

5 de diciembre de 2021

Por Jesús Ernesto Ibarra Quijada

El Nacozari que nacía a la par del siglo XX reunía el desarrollo urbano con la modernidad. La empresa Phelps Dodge sabía que para lograr un sano desarrollo social, era necesario de un humanismo integral que beneficiara a todas las clases sociales. Siguiendo este principio, se puso a disposición de la comunidad una amplia variedad de servicios básicos, como energía eléctrica doméstica, agua por tubería, centro de entretenimiento, biblioteca, tiendas y sistemas de comunicación.

En su libro Jesús García, El héroe de Nacozari, Cuauhtémoc L. Terán describe así la interacción entre la empresa y la fuerza laboral:

«…la Moctezuma proveía las exigencias de sus trabajadores de la cuna a la tumba, pues en la tienda de raya se podía adquirir con cargo a la cartera, cajones de muerto y en casos de enfermedad había un moderno hospital con excelentes médicos…»

La salud tampoco estaba al margen de los intereses de la empresa. En los primeros años del siglo XX se construyó un amplio y moderno hospital debidamente equipado para brindar atención médica a los empleados. La compañía descontaba de la nómina de sus trabajadores lo equivalente a un dólar de aquella época a fin de garantizarles el servicio médico de calidad en instalaciones bien equipadas, no solo con material quirúrgico, sino con todo el medicamento necesario para atender a los pacientes.

El diseño del hospital estuvo a cargo del doctor Ira Ayer, médico estadounidense contratado por la Moctezuma Copper Company. El centro médico contaba con quirófano totalmente equipado y tres pabellones: uno para hombres, otro para mujeres y uno especial para los empleados extranjeros. Contaba también con una cocina donde trabajaban excelentes chefs que preparaban los alimentos adecuados para cada paciente. Incluía una sala de esterilización bien equipada, un dispensario y habitación para enfermeras, así como cocina y cuarto de lavado. Los jardines estaban adornados con árboles frutales, arbustos y plantas de ornato.

El sanatorio estaba a cargo de médicos estadounidenses que prestaban servicios de alta calidad con la más avanzada tecnología de la época. Para 1910, el hospital contaba con la capacidad para atender a más de 250 pacientes.

En 1927, cuando el presidente Plutarco Elías Calles impulsó la instalación de unidades sanitarias en cada municipio del país, el Ayuntamiento de Nacozari de García notificó a la autoridad de salubridad que en el pueblo no era necesaria dicha institución, ya que se contaba con un cuerpo médico competente y un hospital montado con todos los adelantos médicos modernos. Según el comunicado del Ayuntamiento, el sanatorio estaba en aptitud de atender pronta y eficazmente cualquier caso de enfermedad que se presentara.

Personal médico 1923 Nacozari de García
Doctores Helm y Wolley acompañados de las enfermeras Karr y Black (1923) | Phelps Dodge Collection

Después del cierre de operaciones mineras en 1949, y tras la eventual salida de la empresa minera Moctezuma Copper Company, el edificio fue quedando en el abandono y pasó a manos de particulares. Sobrevivió varias décadas y el gobierno municipal incluso contempló instalar en ese lugar la escuela de enseñanza especial a finales de los años 80, aunque esta gestión no prosperó.

El antiguo hospital de la compañía empezó a ser desmantelado poco a poco hasta desaparecer por completo a principios de la década de 1990. Fue así como quedó en el olvido aquel nosocomio que llegó a ser el primer centro médico moderno del siglo XX en toda la sierra sonorense.

El edificio fue derrumbado por completo a pesar de haber estado clasificado como inmueble de valor cultural por la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Clave de ficha: I-0012600834).


Acerca del autor:

Jesús Ernesto Ibarra Quijada es originario de Nacozari de García, Sonora. Se tituló como licenciado en Ciencias Políticas con énfasis en Historia y Políticas Públicas en la Universidad de Arizona. Cursó la maestría en Traducción Especializada, Jurídica-Económica. Es socio fundador de la asociación Historia de Nacozari de García, A.C. y miembro de la Sociedad Sonorense de Historia. Ha colaborado desde hace más de una década con distintas instituciones locales y nacionales en el rescate, promoción y difusión de la historia de Nacozari de García. Es autor del libro Nacozari de García, Tres siglos de historia y minería (2016).


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