Pasado y presente de Nacozari: Un panorama del año 1965
19 de mayo de 2024
(Autor desconocido)
Prólogo de un ferrocarrilero
Nacozari, escenario de un rasgo heroico glorioso, es actualmente un apacible y tranquilo pueblo, cuyo único galardón, sin semejanza en la historia de México, es Jesús García, el ferrocarrilero que supo responder al llamado del destino cuando este le pidió ser víctima para salvar a sus semejantes.
Cada 7 de noviembre, Nacozari vuelve a cobrar actualidad y su nombre suena exclusivamente porque un hombre entero, valiente, decidido y sobre todo, bueno, olvidándose de sí mismo, sin acobardarse un instante, sin pensar en lo que la larga existencia que tenía por delante pudiera ofrecerle, desinteresada, conmovedoramente ofreció su vida en holocausto y pasó a la inmortalidad heroica. Nacozari se ha erigido en templo donde se venera su memoria.
Para nosotros los ferrocarrileros, Nacozari es un nombre grato: pertenece tanto a nosotros como a sus habitantes; es tan nuestro como lo es Jesús García. Sin embargo poco sabemos de este lugar que en la actualidad es solo sombra de lo que fue.
Este motivo nos ha impulsado para intentar una breve descripción del Nacozari en que vivió Jesús García y del pueblo que esforzadamente se empeña en la lucha por la existencia y trabaja con el tesón propio de todos los sonorenses.
Semblanza de un pueblo. Nacozari a principios del siglo XX
Nacozari era a principios del siglo XX un apacible mineral enclavado en las montañas del noreste de Sonora, no lejos de los límites del estado de Chihuahua. Lo circuncidan cordilleras de montañas imponentes, majestuosas, señal evidente de que la región era altamente mineralizada. La principal vía de comunicación la constituye el ferrocarril que va de Nacozari a Agua Prieta, distantes entre sí 123 kilómetros. En la mejor época de Nacozari, Douglas, población fronteriza a Agua Prieta, era básica para la economía de Nacozari, por existir en ese lugar grandes fundiciones y beneficiadoras de metales.
Mientras las minas ofrecieron ricos filones, Nacozari gozó de un esplendor inusitado. En la planicie rodeada de montañas, el caserío trazaba un mosaico pintoresco de zonas habitadas por los obreros de la negociación minera; tampoco eran escasas las construcciones de más de un piso erigidas por la empresa que explotaba los fundos. Cruzando el río, se extendía una amplia zona de talleres, casa redonda y patios del ferrocarril. Todo el conjunto impregnado de febril actividad, proclamaba la existencia de una zona abundante en riquezas extractivas, emporio de trabajo y fuente de bienestar para cinco mil almas.
Tradicionalmente, Nacozari figuró como centro minero por excelencia. Ya en el ensayo político sobre Nueva España, escrita por el Barón de Humboldt, se le cita como una región minera de gran potencialidad y su mismo nombre, en su versión más aceptable, significa zona rica. Las minas de Churunibabi, seis kilómetros al norte de Nacozari, revelan trabajos y terreros que datan de más de trescientos años. Por otra parte, los grandes yacimientos de cobre que se descubrieron en la región de los Pilares, distante aproximadamente ocho kilómetros al sureste de Nacozari, revelaron tal potencialidad que se hizo necesario formular planes en gran escala para su explotación adecuada. Después de cuidadosos estudios de geólogos y técnicos, llevados por la empresa minera fue escogido un sitio denominado Placeritos, como el más indicado para establecer una planta de beneficio de gran capacidad, con instalaciones que, para la época, eran muy modernas.
Las operaciones eran a gran escala, que significaron desarrollo de todo el noreste de Sonora, se iniciaron en 1890 por The Moctezuma Concentrating Company, que compró las minas La Cobriza, La Bella Unión y San Pedro. En Nacozari Viejo se instaló un pequeño molino y fundición para beneficiar los metales de las propiedades adquiridas. Por esa época, la misma compañía compró también algunas pertenencias en Los Pilares, yacimientos que habían llamado la atención de los técnicos por las formaciones geológicas en forma de pilares.
El Dr. Douglas
Sin embargo todavía no se construía el ferrocarril a Agua Prieta ni a las minas; fue la compañía Phelps Dodge & Co., quien lo realizó después de adquirir todas las propiedades de The Moctezuma Concentrating Co., ofreciendo un precio considerable. Después de un minucioso examen de Los Pilares, realizada por el Dr. James Douglas, considerado desde entonces benefactor de Nacozari, se obtuvo un dictamen favorable, eligiendo el lugar denominado Placeritos para instalar el nuevo campo minero. A continuación se dio principio a la construcción del ferrocarril que en 1900 llegó al kilómetro 89; los restantes 34 kilómetros quedaron pendientes hasta que se determinasen, mediante un examen más riguroso, los placeres.
El resultado fue tan satisfactorio que se reanudó la construcción y un día memorable de 1904 llegó a Nacozari el primer convoy. La primera etapa para la explotación minera en gran escala de la región de Nacozari terminó al concluirse el ferrocarril de vía ancha a El Porvenir, después de haber construido almacenes y patios para carros de carga. Nacozari entró entonces en su época de oro, debiéndose ello en gran parte a la iniciativa, visión y gran espíritu de empresa del doctor James Douglas, hombre de notables conocimientos y experiencia en la minería. En gran parte, debido a la iniciativa y gran espíritu de empresa del doctor Douglas, todavía se conserva la bellísima Fuente de las Sonrisas, reproducción de una célebre fuente que se encuentra en Dijon, Francia y que a gran costo hicieron erigir sus hijos y hermanas en la plaza principal de Nacozari.
Desarrollo económico
La intensificación de los trabajos mineros en Pilares y la adaptación de Nacozari como base de operaciones de la negociación, atrajeron gente de pueblos vecinos deseosos de mejorar; el núcleo principal de habitantes lo formaron trabajadores de localidades cercanas, tales como Cumpas, Moctezuma, Huásabas, Granados, Óputo, Arizpe, etc. En su mayoría procedían de comunidades agrícolas y ganaderas y eran personas sencillas y de buenas costumbres que formaron una base sana de la ciudad en formación.
Nacozari se convertía poco a poco en centro comercial de importancia por su situación como «punta de fierro» de la vía a Agua Prieta. De los pueblos circunvecinos afluían los agricultores con sus productos para cambiarlos por mercancías en la tienda de raya, y así fue como Nacozari llegó a abastecer en aquella época casi todo el noreste de Sonora, desplazando a mercados como el de Guaymas y Hermosillo que quedaron en posición desventajosa por faltas de vías de comunicación.
Es justo hacer notar que la negociación minera siempre usó su Departamento Mercantil como un medio de proporcionar a sus trabajadores buenas mercancías a precios bajos.
Hasta 1912, es decir hasta que la Revolución comenzó a dar sus primeros frutos, Nacozari fue un pueblo sin autonomía política. La primera autoridad, con jurisdicción en Nacozari y Pilares era un comisario, nombrado por el gobernador del Estado y pagado por la negociación minera.
Con este título de comisario rigió los destinos de estas dos poblaciones, desde los principios del campo en 1900, hasta el 16 de septiembre de 1910, don José B. Terán. A través de su gestión supo encauzar la vida de Nacozari, a partir de los primeros años, por senderos de orden y progreso. Se preocupó siempre por el bienestar moral de los habitantes poniendo especial empeño en que las escuelas contaran con excelente profesorado. Cuidaba de las vías de comunicación y era en extremo rígido con los maleantes que pretendían alterar el orden. Su actuación justa y elevada, dejó huella profunda en Nacozari, dándole ese aspecto de pueblo laborioso y ordenado que conserva hasta nuestros días.
La época de oro
Los primeros años del siglo fueron la época de oro del Real, como se designaba a Nacozari en toda la región, que al mismo tiempo que denotaba su importancia como centro comercial, daba la idea de que era un lugar donde circulaba el dinero, en contraste con las poblaciones circunvecinas donde el comercio que se hacía era a base de trueque. Los comerciantes recogían los productos de la agricultura y la ganadería y entregaban a cambio mercancías. Muchos de estos productos se orientaban naturalmente hacia Nacozari que, por su fuerte consumo, representaba un nivel de vida mucho más alto de sus habitantes.
Ciertamente las minas propiedad del doctor Douglas no eran las únicas de la región. Aparte de las operaciones de The Moctezuma Copper Co., se explotaban muchas otras propiedades mineras como El Globo, donde los hermanos Romadka invirtieron una fortuna. Las minas de Churunibabi, seis kilómetros al norte de Nacozari, seguían produciendo después de trescientos años de explotación. Más al sur, Lampazo y Montecristo tenían muy buenas vetas y, al final, siguieron en explotación por una empresa de Minneapolis. Hasta del Distrito de Sahuaripa llegaban las grandes remesas de minerales a lomo de mula para embarcarse por ferrocarril en Nacozari a las fundiciones de Douglas y El Paso. Todas estas minas se proveían en Nacozari de sus materiales y equipos para la explotación de las propiedades, con lo que existía un intercambio muy activo entre esta población y muchas otras diseminadas por el noreste de Sonora.
Nacozari había llegado a convertirse en la metrópoli de una vasta zona de Sonora. Era la terminal del ferrocarril y, no habiendo entonces carreteras hacia la capital del Estado y otros centros comerciales como Guaymas, era el punto obligado por donde los hombres de negocios y otras personas que viajaban, pasaban para dirigirse a los Estados Unidos o al centro de la República. El elemento minero predominaba; hombres que gustaban disfrutar más íntegramente de la vida, quizás en compensación a las largas horas de peligro y aislamiento del mundo que estaban obligados a pasar bajo la superficie de la tierra. Los escándalos y hechos de sangre eran frecuentes. Aquí bullían muchos gérmenes de los movimientos revolucionarios, tanto es que de este rumbo salieron grandes contingentes de hombres y jefes para la revolución por los años de 1913.
Aspectos culturales
En la época de mayor esplendor, Nacozari había construido un sólido y moderno edificio de cantera en la plaza principal, siendo este el centro de reunión después de las horas de trabajo. En él se proporcionaba solaz sano y agradable a obreros y empleados. Había allí billares, boliches y un excelente salón de cine que servía también como sala de baile para las grandes festividades. A la entrada había un gran tablero con un rótulo en que se advertía a los trabajadores que la única regla que había para disfrutar de aquel casino, era portarse como caballero. Allí se confundían en encomiable cordialidad los altos jefes y las autoridades con los obreros. En el segundo piso del edificio se estableció una magnífica biblioteca con las más selectas obras de literatura, así como un salón con periódicos y revistas. Con el tiempo fueron desapareciendo los libros, pero el nombre se le quedó a aquel establecimiento que hasta la fecha sigue siendo el centro de reunión en Nacozari. Todavía en 1927 la empresa minera sostenía el edificio como casino.
Las escuelas con que contaba Nacozari eran sostenidas y supervisadas por la empresa minera. Para este efecto se construyeron edificios modernos con todas las comodidades. A ellas venían los mejores maestros, cosa que por lo demás, no era difícil, ya que en la época porfiriana los salarios para maestros eran bajos y los sueldos que se pagaban en Nacozari eran muy superiores a los de cualquier otro lugar de la República. Así fue como Nacozari tuvo a dos educadores de la talla de don Luis G. Monzón y don Tomás Mata. El primero estableció sistemas educacionales ciertamente rígidos pero que daban resultados. Había sido director de la Escuela en Hermosillo donde formó hombres que sirvieron a la patria en puestos públicos.
Respecto a don Tomás Mata, de origen coahuilense, era el director de la escuela de Nacozari, precisamente cuando se inauguró el monumento a Jesús García en 1909.Don Tomás Mata fue un maestro excepcional; enérgico, recto, íntegro. Formó también un núcleo de buenos estudiantes que recuerdan con reconocimiento y cariño la influencia que sobre ellos ejerció.
Nacozari en 1965
Fundamentalmente, el panorama de Nacozari y sus alrededores sigue siendo el mismo desde el punto de vista físico. Es decir, en tanto que en la zona del municipio de Agua Prieta, al norte es casi desértica, en Nacozari de García y sus alrededores predomina el clima húmedo de bosque, con lluvias en verano. La temperatura media anual oscila entre 15 grados y 20 grados centígrados y su precipitación alcanza los 600 y 800 milímetros anuales. A veces, cuando se trata de inviernos rigurosos, hay frecuentes heladas; el número promedio de días en que esto ocurre durante el año es de 140.
A pesar de que su esplendor minero vino a menos en el momento en que la explotación de las minas dejó de ser costeable, sigue siendo esta industria extractiva la más importante en todo el municipio, especialmente en Nacozari. Después de esta industria, las principales actividades las constituyen la ganadería, el comercio y, en menor escala, la silvicultura y la agricultura. En Nacozari se siembra el maíz y el trigo, pero el número de hectáreas no llega a las 1,700. Cercanas a Nacozari se encuentran trabajando cinco minas metálicas, cuyo valor de producción fue de más de 19 millones de pesos con 200 personas ocupadas. Además de esta actividad se cuenta con 120 establecimientos industriales que ocupan a más de 2,000 personas. La planta metalúrgica que allí existe representa el 85 % del valor total de producción de todo el municipio.
Esta circunstancia ha permitido que el salario mínimo en la población sea el más alto en todos los municipios de Sonora. Explota las minas “The Cananea Consolidated Copper Co.” y se produce cobre, plomo y zinc, que son exportados a Estados Unidos.
El municipio de Nacozari de García es de los menos poblados en todo el país; alcanza la cifra de 2.35 habitantes por km cuadrado. Cuenta con más de 5,500 personas de las cuales viven en Nacozari 3,562 y el resto se reparte en 17 localidades, que son pueblos, congregaciones, ranchos, estaciones de ferrocarril, etc.
En los últimos años su crecimiento ha sido negativo; según el último censo de población es de -20 % y alcanzó la cifra de 2,745 hombres y mujeres adultos, siendo su población activa de 1,204 personas que trabajan principalmente en la industria extractiva. En Nacozari puede considerarse un índice de analfabetismo muy inferior al del resto de la República, lo que representa un 15 por ciento de la población. Por otra parte se habla el castellano en el 99.38 por ciento de los habitantes.
En todo el municipio los locales comerciales son escasos, no sobrepasan la cifra de cincuenta y en Nacozari existe una cantidad insignificante: aproximadamente 10, lo que da una idea de la escasa actividad económica en el pueblo. Respecto a los servicios con que se cuenta, Nacozari es una de las poblaciones más aventajadas en este aspecto.
Existe servicio de agua, proporcionada por diversas fuentes termales y manantiales, que beneficia a 3,652 habitantes por medio de 570 tomas de agua. Este número representa un 80 por ciento de la población que recibe dicho servicio.
Hay drenaje en un 25 por ciento de las casas, con lo que se beneficia a solo 891 personas, pero las actuales autoridades municipales se disponen a remediar esta carencia. Igualmente lamentable es la carencia de pavimento en calles y banquetas, pero a diferencia de lo que ocurre con casi todos los municipios de Sonora, existe un mercado que es suficiente para la vida comercial que se observa en Nacozari. Igualmente es importante la existencia de un rastro, lo cual viene a ser una necesidad, tratándose de una población en que la ganadería ocupa el segundo lugar de su actividad productiva.
Por otra parte Nacozari cuenta con un magnífico servicio de energía eléctrica, proporcionado por una planta de reciente construcción. Esta planta beneficia a casi la totalidad de los nacozarenses, o sea 3,206 personas.
Respecto a las condiciones de habitación en que se vive, existen solamente 535 viven adecuadamente, aunque solo 143 de ellas son de tabique o mampostería; las demás son de adobe, madera o barro.
Tanto en la época de mayor esplendor, o sea cuando las minas producían cantidades apreciables de minerales, como en la actualidad, el nivel de vida en este lugar ha sido muy alto, uno de los más altos en todo el estado.
Como consecuencia más del 90 por ciento de la población se alimenta y vive en condiciones muy decorosas. Por ejemplo se come pan de trigo, sin ser Nacozari un municipio triguero, carne, pescado que se transporta por carretera, leche y huevos. En Nacozari es muy raro encontrar personas sin zapatos o miserablemente vestidas.
Nacozari está comunicado por un ramal carretero de terracería que partiendo de Ures toca a Moctezuma y Cumpas antes de llegar a dicha población. Por supuesto se trata de un camino poco atractivo para viajar, pero de magníficas y pintorescas escenas si el objetivo es admirar la Naturaleza en todo su esplendor. Realmente ayuda más al pueblo de Nacozari que el mismo ferrocarril puesto que este solo hace dos viajes semanalmente.
Por supuesto, sigue siendo muy importante, relativamente desde el punto de vista rielero, principalmente por tratarse de la última estación del ferrocarril que parte de Agua Prieta rumbo al sur. A Nacozari afluyen para trasladarse a los Estados Unidos, diversos productos de la región que resultaría sumamente costoso enviar por la vía de Nogales (carretera). Por tratarse de un camino de solo 123 kilómetros la elección no es dudosa.
De este modo su producción ganadera se exporta por ferrocarril hasta Agua Prieta, en donde existe una empacadora que ha venido a mejorar notoriamente la precaria situación económica de los habitantes que se consagran a la ganadería, principalmente los del municipio de Nacozari. Sin embargo su producción en este orden, si se compara con la de otros municipios, es bastante inferior. Hasta 1963 había en ese lugar aproximadamente 23,000 cabezas de ganado vacuno y 2,100 cabezas de ganado caballar.
El acontecimiento más importante en un pueblo que fue siempre «trenero» es la llegada del ferrocarril. La gente se desborda por los patios y andenes de la estación para ver cómo se aproxima el convoy. Es el día de fiesta y ello ocurre dos veces por semana. Una vez que los pasajeros abandonan el tren la población regresa a sus hogares para seguir disfrutando de una vida sumamente tranquila.
En Nacozari dos fechas son importantes y motivan la alegría del pueblo: el 16 de septiembre y por supuesto la noche «del grito» y el gran día, mismo que lo es para nosotros los ferrocarrileros, el 7 de noviembre. Así como en otras ciudades del país se festeja un santo patrono, o un hecho histórico, aquí el día de Jesús García, atrae numerosos visitantes que vienen de todos los lugares cercanos y de los Estados Unidos. El ferrocarril se abarrota de viajeros y es el único día del año en que su operación resulta costeable.
El domingo es como otro día cualquiera. La gente solo descansa pero no pasea. No existen lugares cercanos como en otros pueblos del país que sean atractivos para salir de la monotonía. La gente mata el aburrimiento concurriendo al cinematógrafo, uno solo, que funciona con la misma película, casi durante una semana.
Para los niños y los adolescentes su principal interés estriba en la escuela. Hay dos planteles educativos, uno de secundaria y varios de primaria. También existe un centro docente de Artes y Oficios en donde los jóvenes aprenden la carpintería, la mecánica, etcétera, y cultivan si las hay, facultades especiales en el campo de la música o la plástica. Por otra parte, los niños y los jóvenes no requieren como los adultos, lugares especiales para practicar un deporte o consagrarse a una actividad que disipa las energías sobrantes, nos referimos a los juegos y entretenimientos propios de esa edad. Existen clubes de futbol, beisbol, etcétera, que han permitido mayor diversión a la juventud y a la niñez.
Así es Nacozari de García, una población que tuvo su esplendor y su consecuente decadencia al depender exclusivamente de recursos no renovables como son los de la minería. Sin embargo, poco a poco se encauza por un sendero de mayor prosperidad al cambiar los objetivos de su actividad productiva.
Entre los proyectos que habrán de traer el auge a toda la región figuran en primer lugar la comunicación de Agua Prieta a Nogales por medio del ferrocarril, para lo cual falta solo un corto tramo, que se tiene en proyecto construir próximamente.
Al quedar unidos Nacozari y Nogales, el desarrollo económico es una consecuencia inmediata. Desde siempre una vía ferroviaria ha sido factor de progreso y Nacozari de García no habrá de ser una excepción.
Texto publicado la revista Ferronales en noviembre de 1965
Departamento de Relaciones Públicas de Ferrocarriles Nacionales de México
N.º 11, Tomo XLV
México, D.F.
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