Cuando los nacozarenses derrotaron a los orozquistas (1912)
11 de febrero de 2022
Por Gustavo Adolfo Figueroa Martínez
Desde principios de septiembre las caballerías de Los Colorados asediaban a la población.
¿Por qué Nacozari de García? Porque en Cananea había tropas estatales al igual que en Agua Prieta, y en Nacozari había una pequeña guarnición al mando del capitán Cosme Herrera.
¿Quién era el general Antonio Rojas? Era jefe de la tropas atacantes. Se dice que era de Sahuaripa; lo cierto es que estuvo preso en Álamos por resistirse a las autoridades de El Rosario (Tesopaco). En marzo de 1911 aparece en compañía del coronel Juan Antonio García rumbo a Ures, lugar de concentración de los maderistas para atacar a Hermosillo. Allí se encontraban ya las tropas del coronel Juan G. Cabral. Combatieron en el Molino de San Rafael y se dispersaron. Estuvo en la toma de Agua Prieta y de allí se va para Chihuahua. Estuvo presente en la toma de Ciudad Juárez y le confieren el grado de coronel. Se dice que cuando Madero pasa revista a las tropas le dice: «¿Quién lo hizo coronel siendo tan joven?» Y él contestó: «El que lo hizo a usted presidente». Le decían «El Puyas»; tenía la «mecha muy corta». Con el poder que creyó tener se dirigió al mineral de Dolores y cometió toda clase de tropelías. El gobierno de Chihuahua mandó tropas y fue detenido en Morís e internado en la penitenciaria de Chihuahua. Al mes fue liberado por un grupo de rurales sublevados partidarios de Pascual Orozco, jefe de la rebelión y recibe el grado de general brigadier: es el jefe «colorado» que asediaba a Nacozari de García.
El ilustre historiador don Francisco R. Almada dice en sus investigaciones documentales que la batalla fue el día 1.º de septiembre.
Los servicios consulares gringos habían alertado a la compañía (Moctezuma Copper Company) de la cercanía de las tropas de Chihuahua (Los Colorados). También la autoridad militar y municipal por el gobierno estatal. El comandante militar, capitán Cosme Herrera, había tomado oportunas disposiciones de defensa en el cerro de El Fortín y en el cerro de La Sirena, construyendo trincheras con acopio de agua y provisiones colocando en ellas a sus oficiales, soldados y voluntarios.
El comisario de Agua Prieta había llegado oportunamente con 150 carabinas y suficiente dotación de parque. Por su parte, los ciudadanos del vecino país del norte hicieron acopio de agua y de alimentos en la «casa grande», previendo que el sitio durara días. Algunos nacozarenses hicieron lo mismo en la biblioteca.
El Nacozari de 1912 era nada más las habitaciones de la calle primera, segunda y tercera, además de la calle Sonora y el centro histórico. El 31 de agosto por la noche, los atacantes detonaban cargas de dinamita para amedrentar a los defensores, pero estos se mantuvieron firmes.
Al salir el sol comenzó la lucha. Los atacantes habían llegado por el lado de Churunibabi. Como eran caballerías, tenían que desmontar, asegurar sus caballos y desplegarse en linea de tiradores. Se peleó todo el día y los atacantes no podían avanzar. Los defensores dominaban las alturas y les impedían progresar en su intento. Finalmente se retiran después de 15 horas de lucha.
Epílogo
Los atacantes lanzaban insultos y amenazaban con volver. Pero no fue así. En todas partes fueron derrotados a excepción del mineral de El Tigre, que fue tomado por el general José Inés Salazar. El general Rojas siguió peleando al lado de Pascual Orozco apoyando a Victoriano Huerta. Cuando este huye y deja al Lic. Carvajal como presidente interino de México, la guerra había terminado, pero Rojas no lo reconoce y en un combate en el estado de México muere el combativo y rebelde general.
Acerca del autor:
Gustavo Adolfo Figueroa Martínez (originario de Nacozari de García, Sonora). Se tituló como profesor de educación primaria en la Escuela Normal del Estado de Sonora y ejerció durante 30 años. Fue socio fundador de la Asociación de Cronistas Sonorenses, A.C., de la cual fue presidente. Fue presidente de la Academia de Historia de la Sociedad Nacional de Geografía y Estadística. Fue Cronista Municipal de La Colorada y autor del libro Pilares y Nacozari. Reseña histórica (2008). Falleció en abril de 2022.
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