Acta de los acontecimientos ocurridos el 7 de noviembre de 1907

23 de febrero de 2022

En la comisaría de Nacozari, Moctezuma, Sonora, a las dos de la tarde del día siete de noviembre de mil novecientos siete, hallándome yo, el suscrito, José B. Terán, Comisario de Policía de este lugar, en la oficina de la comisaría, súbitamente se sintió una fuerte sacudida y conmoción del suelo, a la vez que se escuchó la detonación cercana de una gran explosión; observándose en el mismo instante para el rumbo de la estación Num. 6 del ferrocarril de vía angosta de Pilares, que dista como a un kilómetro al sureste de la plaza de este propio lugar, que se levantaba una densa nube de humo y fragmentos de materiales que flotaban en el aire. Toda la gente alarmada corrió en masa al lugar de la explosión, comprendiéndose, desde luego, que sería motivada por la voladura de pólvora que el tren condujera para las minas de Pilares, propiedad de The Moctezuma Copper Company, dueña también de esta negociación, como en efecto así fue.

Al llegar a la estación, se presentaba un macro de devastación desolador. Carros volcados o destrozados; la casa y plataforma de madera destinada al depósito de carga había desaparecido por completo; el departamento de herrería y una cuadra de ocho viviendas de dos piezas cada una, también de madera, construidas en sentido paralelo al lado norte y como a veinte metros de la vía férrea y habitadas por familias de trabajadores, yacían completamente arrasadas y convertidas en astillas y diseminados en una gran extensión de fragmentos de maderas, láminas y demás materiales de dichas construcciones con tronchos y pedazos de hierro de la máquina, carros y rieles despedazadas y aventados por la explosión, la cual ocurrió en el suichi de la vía que de los talleres y almacenes de esta negociación y en sentido ascendente conduce a la estación del 6, y como a 15 metros antes del punto de empalme con la vía principal, y fue producida por la voladura de dos carros cargados con ciento cincuenta cajas de pólvora dinamita, con peso de siete mil libras, que con ocho carros más de diversa carga, remolcaba de los almacenes para la estación la máquina número 2, bajo la dirección del maquinista Jesús García, quien yacía muerto y deformado a corta distancia de la máquina, la cual, a excepción de la caldera, que quedó intacta, había desaparecido toda la parte posterior, esto es: la caseta del maquinista y la carbonera, quedando descarrilados, pudiéndose notar desde luego que, como los carros de pólvora volados, por una inconcebible imprevisión, iban enganchados a la máquina y para atrás los demás carros con carga, de los cuales unos yacían destrozados, otros volados de los cuatro últimos encarrilados y sobre la vía, es indudable que la voladura de pólvora provino de chispas que desprendidas de la locomotora, la incendiaron y la hicieron explotar.

Hasta aquí a grandes rasgos la descripción del aspecto que presentaba el lugar del siniestro y causas aparentes que lo motivaron. Y en cuanto a las víctimas personales, siendo un punto poblado por varias familiares de obreros, cuyas moradas estaban totalmente arrasadas, a la vez que de reunión principalmente a la salida del tren de todos los que van para Pilares, era de comprenderse que su número no sería escaso. Por lo que emprendida desde luego y por toda la gente reunida, la obra de salvamento, comenzaron a recogerse personas muertas o heridas que se encontraban por diferentes partes, ya cerca o lejos del foco de la explosión, donde eran alcanzados por fragmentos de materiales arrojados por aquella; activándose muy especialmente la de remoción de los escombros y ruinas de las habitaciones arrastradas para liberar a los que quedaran allí sepultados y de donde se extrajeron la mayor parte de los muertos y heridos, muy principalmente mujeres y niños.

A las cinco de la tarde en que concluyó la obra de salvamento y la transpiración de muertos y heridos al hospital de este lugar, se procedió allí a la identificación de unos y otros, resultando muertas las siguientes personas:

Jesús García, maquinista
Cornelia Vásquez de Rivera e hijas
Lucía Rivera
Luisa Rivera de Abril
John Chisholm, norteamericano de 15 años
José Yanes
Juan Loreto y esposa Pilar de Loreto

Niños:

Benjamín Padilla de 7 años
Ramón Padilla de 4 años
Domitila García de 6 años

Heridos y lastimados de gravedad:

Francisco García
Trinidad y María Gutiérrez, hermanas
Refugio Morán de Padilla
Mariana Padilla de 11 años

Heridos de menos importancia:

Marina de Gutiérrez
Juan Padilla de 1 año
Rosa Abril de 1 a 2 años
Cornelia Abril de 6 meses
Joaquín Arvizu
María Jesús García de 4 años
Francisco Mazón

Por todos, once muertos y doce heridos o lastimados, aparte de otras personas levemente lesionadas que no necesitaron atención médica. Por la noche se continuó en el mismo hospital, preparando y amortajando los cadáveres recogidos, hasta quedar depositados en sus respectivas cajas mortuorias que proporcionó la compañía, quedando la atención de los heridos a cargo de los doctores Yra Ayer, director del hospital y H. A. Nichols y el número de ayudantes y enfermeros que fue necesario; comunicando los detalles del siniestro y sus consecuencias al C. Prefecto del distrito por telegramas urgentes depositados a las tres y a las cinco de la tarde del propio día siete.

Por lo que respecta a las pérdidas materiales casadas por la explosión, no es posible aún precisarlas con certidumbre pero puede calcularse aproximadamente entre treinta mil pesos.

Para adquirir datos mas complementarios acerca de las causas que originaron la voladura de pólvora, cite a declaración al fogonero de la máquina que remolcaba el tren volado, que lo es José Romero y salió ileso, quien me comunicó: que cerca de las dos de la tarde, recibieron en los almacenes de ferretería, diez carros cargados con carga diversa para conducir a Pilares, entre aquellos, dos carros cargados con ciento cincuenta cajas de pólvora y los cuales quedaron enganchados a la máquina N.º 2, que dirigía el maquinista Jesús García, y partieron con ese tren para la estación del 6, que cuando iban volteando la curva del camino que se pasa para dar vista a la estación, García le indicó que iban quemándose una caja de pólvora del carro enganchado a la máquina y le habló a Francisco Rendón, que a la sazón iba en los carros, para que la apagara; pero que al levantar Rendón la caja incendiada, la pólvora alzó llama y comenzó a arder con más fuerza, brincando Rendón del carro: que el tren siguió andando, porque yendo de subida y el camino muy pendiente, no era posible para sin que retrocediera hasta los talleres por su propia pesantez; y comprendiendo el peligro que corrían, brincó el deponente de la máquina para ponerse a salvo, diciéndole a García que hiciera lo mismo, pero aquel le contestó que no podía soltar la palanca, siguiendo el tren ascendiendo y la pólvora ardiendo, hasta llegar al frente de la estación, donde hizo explosión saliendo el deponente ileso así como el maneador Hipólito Soto y otros más que también brincaron de los carros antes del suceso; que por estar enfermo el conducto ordinario del tren, no lo había ese día y el mismo maquinista García hacía sus veces.

Debo, por último, hacer constar que el siniestro de referencia, por sus tristes y desastrosas consecuencias ha causado con justicia, profunda alarma y sensación llamando fuertemente la atención de los habitantes de esta región, mas cuando se ha visto el peligro inminentísimo en que estuvo de quedar esta población convertida en completas ruinas; pues que, si el maquinista García, en lugar de seguir adelante con el tren, como con toda serenidad lo hizo, ya con la pólvora ardiendo, lo abandona o lo para, es evidente que el tren de la pendiente tan pronunciada del camino, desciende por su propio peso y la explosión se hubiera entonces producido cerca de los talleres del gas, haciendo volar toda la negociación.

Todo lo que para la debida constancia siento por acta que firmé yo, el infrascrito Comisario de Policía de este lugar por ante testigos de asistencia.

José B. Terán
Comisario

Antonio Provencio

G. Fimbres

Es copia fiel de su original tomada del Archivo General del Estado de Sonora


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